Hamlet / Macbeth

Hamlet y Macbeth son dos de las piezas que mejor representan el teatro trágico de Shakespeare. La primera lleva a la escena las dudas constantes que atormentan al joven Hamlet antes de decidirse a entrar en acción para vengar la muerte de su padre, el rey de Dinamarca. Las reflexiones de tipo filosófico y el carácter depresivo de este héroe de Shakespeare que se finge loco para poder investigar y probar que es cierto lo que le dijo el fantasma de su padre acerca del verdadero asesino, anticipan en muchos sentidos al hombre moderno y su problemática existencial. En cuanto a Macbeth, se trata de una profunda exploración acerca de la naturaleza del mal y de las formas y comportamientos que adopta cuando se adueña del alma de una persona, en este caso Macbeth, quien comete toda suerte de crímenes cegado por la ambición y el ansia de poder, aunque luego sufre en carne viva los rigores del remordimiento.

Nacido en 1564 en la localidad inglesa de Stratford-on-Avon y muerto 52 años más tarde en la misma ciudad, en 1616 (el mismo año en que murió Cervantes), William Shakespeare es el máximo representante del teatro isabelino, cumbre de la literatura en lengua inglesa y el más grande autor del teatro universal. Los escasos detalles que se conocen de su vida han dado lugar a numerosas especulaciones, entre las que hizo carrera aquella según la cual Shakespeare nunca existió y su dramaturgia es obra del filósofo inglés Francis Bacon. Sea como sea, los datos que se poseen permiten reconstruir su biografía y dan como resultado una vida estrechamente unida a las circunstancias en que se desarrolló el teatro inglés de los siglos XVI y XVII, cuando las compañías de actores, perseguidas por los burgueses puritanos, recibían el apoyo de poderosos aristócratas (entre ellos la reina Isabel I, gran protectora del teatro) y las representaciones se llevaban a cabo en escenarios a cielo abierto, sin escenografía ni iluminación artificial. De este periodo datan Sueño de una noche de verano, La fierecilla domada, Julio César, Falstaff, Hamlet, Otelo, Macbeth, Rey Lear y muchas otras obras que pusieron en evidencia el genio creador de Shakespeare, cuya gloria como dramaturgo no ha dejado de crecer desde entonces.